Jugar es hacer algo por placer, porque uno quiere, porque lo disfruta y al hacerlo ponemos en práctica todas nuestras destrezas y habilidades, jugar es algo que hacemos con pasión y lo disfrutamos.
Al hacernos adultos se van reduciendo los espacios para el juego, empezamos a hacer las cosas ya no desde el disfrute sino desde el deber, la obligación, el interés, o el miedo. Cambiamos el “quiero hacer esto”, por “tengo que hacerlo”; pensamos en las consecuencias de no hacer tal o cual cosa en lugar del placer que podremos obtener al hacerlo.
“No dejamos de jugar porque nos hacemos viejos, nos hacemos viejos porque dejamos de jugar” George Bernard Shaw.
“La vida no es juego de carritos”, “No estamos jugando, esto es algo serio”, “Y no me ando con jueguitos”. ¿Cuántas veces hemos escuchado o dicho frases similares? Hay quien desestima el disfrute y la diversión en la pretensión de ser visto como una persona “seria”. La seriedad no tiene que ver con divertirse sino con la responsabilidad, alguien serio es alguien en quien se puede confiar, honesto, leal, con palabra.
Como dice el Sr. Shaw, nos hacemos viejos porque dejamos de jugar, dejamos de hacer las cosas con pasión, dejamos de poner lo mejor de nosotros mismos en la tarea, dejamos de disfrutar cada momento y nuestra vida se torna gris, rutinaria, caemos en la apatía y en el hacer apenas lo necesario para cumplir.
El juego tiene reglas que hay que cumplir para poder jugar. ¿Qué pasa cuando uno hace algo porque elige hacerlo, lo hace con pasión, usa sus fortalezas y cumple las reglas? Por lo general se obtienen resultados, se cumplen metas.
A veces las cosas no salen como las habíamos planeado y obtenemos un resultado distinto, pero en el juego nos ponemos a prueba y aceptamos el fracaso como parte del juego. Cuando perdemos un juego simplemente empezamos de nuevo, probamos nuevas soluciones, tratamos de hacerlo mejor, y seguimos jugando.
El juego requiere inventiva, análisis, innovación, planeación, trabajo en equipo, estimula la creatividad, la imaginación, la capacidad de improvisar, ejercita nuestra capacidad de colaborar y socializar y nos ayuda a manejar las emociones negativas.
Si les digo que hay algo que pueden hacer porque pueden elegir hacerlo, que al hacerlo utilizaran al máximo sus fortalezas y capacidades, que pueden hacerlo cumpliendo las reglas a las que todos estamos sometidos, que lograran objetivos y alcanzarán metas, si fracasan al intentarlo es solo un resultado y pueden volver a empezar haciendo los cambios y correcciones necesarias, que se van a divertir mientras lo hacen, lo van a disfrutar y despertaran la pasión que tanta falta nos hace… ¿De qué creen que hablo? Hablo del trabajo, del matrimonio, de la vida.
Pongámosle pasión a lo que hacemos, elijamos hacerlo aunque a veces preferiríamos hacer otra cosa, busquemos razones para hacer lo que nos tocó, utilicemos nuestras fortalezas, cumplamos las reglas y disfrutemos, si fallamos, no es el fin del mundo, cambio y continúo.
¡La vida es un juego, relájate y diviértete!
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