Para Sara Soto (Baracoa, Cuba), una nueva revolución cubana comenzó el 14 de agosto de 2015. Fue un día especial, por dos razones. Por un lado, ver ondear la bandera americana en La Habana y que se abrieran los horizontes de la isla; y por otro, que ese día se estrenara en amazon.com su primera novela: “La Cuarta Pared”.
Sara pudo no ver visto lo primero, ni logrado lo segundo. El cáncer se apareció en su vida un día de 2013. “Recuerdo que fue el día cuando anunciaron que murió Hugo Chávez. Me desperté con la noticia en la televisión, y al voltearme en la cama noté un pequeño bulto en mi pecho”. Pero frente al infortunio, la publicista de las estrellas encontró una manera de sanar a través de la literatura.
La vida de Sara está irremisiblemente ligada a Cuba, aunque saliera de la isla siendo una adolescente. Al mismo tiempo que peleaba por su vida contra el cáncer, decidió hacer un camino literario de vuelta a su raíz. Hasta allá donde abrió los ojos, en Baracoa, – “tierra alta” en lengua arawak–, la ciudad primigenia, a donde llegó Cristobal Colón a la isla, el 27 de noviembre de 1492. Poniendo juntos sus recuerdos y haciendo uso de la intuición, de la epigenética y de la teoría cuántica, tomó la pluma para viajar a través de la curva de los tiempos y encontrarse con sus antepasados en un viaje personal hacia los orígenes de su familia y de la propia cubanidad. Esa novela se llama “La Cuarta Pared” y la escritora nos explica cómo hizo para atravesar los límites del espacio-tiempo.
Yo creo que esa pequeña Sara, nunca creció. Maduré por fuera, pero por dentro me quedé igual. Me quedé con la nostalgia de mi tierra. Me quedé pensando en los aromas, en los sabores. Y siempre escribí, desde Cuba, cuando estaba en la secundaria básica.
Lo que pasó fue un suceso drástico. Me dio cáncer en el seno. Y acuando a ti te da cáncer es como un despertar. Un “wake-up-call”, como decimos en inglés. Que tú dices, “pues ya casi estoy a punto de mi vida acabarse, ya estoy casi al morirme”. Y ahí fue que yo dije, ¿sabes qué? Tengo que escribir la historia de mi familia. No era de mí, era de mi familia. Yo quería buscar en el pasado lo que no podía entender en el presente.
Hay una diferencia entre la niña que empezó a escribir en Cuba y la de hoy. La de Cuba, escribía cuentos de fantasía, cuentos que mi imaginación me hacía pensar. ¿Qué pasa? Que yo me metí en un concurso, estando allá en Cuba y casi gano. Me voy como hasta el nivel nacional. Y es cuando vienen unos escritores cubanos, como uno que se llamaba Felix Pita Rodríguez (1909-1990), ya fallecido. Y le dicen a mi maestro de literatura: “Tiene madera, pero ella debería de escribir de la revolución”.
Yo no soy política, y mucho menos cuando tienes trece años. Pero sí me dio un poco de coraje que me quisieran limitar lo que yo quería escribir. Yo quería escribir de fantasía. Lo mío fue un cuento tipo Harry Potter. Así que mira yo hubiera sido la primera. Ejem… Pero me cortaron las alas. Era una fantasía y después dije, “ya no voy a escribir. ¿Para qué voy a escribir? Si ya no puedo escribir lo que yo quuiero, pues no voy a escribir.
Después, por supuesto, trabajé en cosas que tenían que ver con la escritura. Y cuando ya decidí retomar en serio esto, o en realidad no pensé que era en serio. Yo quería dejar un testamento, mejor dicho un testimonio, a las nuevas generaciones que están aquí creciendo, que no saben de dónde nosotros venimos. Que no saben quiénes somos, cuál es nuestra raíz ni nuestros sufrimientos. Qué pasaron nuestros abuelos para que nosotros seamos lo que hoy somos y que estemos aquí donde estamos. Porque si mi abuelo no hubiera decidido, por circunstancias de la vida, venir a Estados Unidos, ésta generación no hubera nacido aquí, hubiera nacido allá.
Y entonces por eso, me decidí a sentarme y a escribir esta historia, que fue tomando matices de novela. Me fui sumergiendo en una historia, que a mí misma me sorprendía. Porque empecé a conocer… Yo empecé a reconquistar la ciudad donde yo nací.
Nací en una ciudad muy pequeña de Cuba, que se llama Baracoa. Muy pequeña, pero la primera en el tiempo. Fue la primera ciudad fundada en la isla de Cuba (1511), fue la ciudad por donde entraron las naves de Cristóbal Colón (1492), las naves que encontraron a los indios taínos ahí, que eran nuestros primeros habitantes. Y aunque había otros dos grupos de indígenas en Cuba, yo me concentro en los taínos que eran los que estaban en Baracoa. Estaban en Baracoa, en Haití-Santo Domingo y estaban en Puerto Rico. Y algo muy interesante. ¿De dónde vienen los taínos? Nada más y nada menos que de Colombia y Venezuela. Imagínate tú, son arawakos. Entonces, imagínate tú, si todos tenemos este flujo, esta sangre, esta cultura, que al final del día nos une a todos.
Yo empecé a descubrir quiénes eran los taínos. Qué era Baracoa. Tuve que ponerme en los zapatos de mis bisabuelos cuando llegaron a Cuba, tuve que ponerme en los zapatos de mi abuelo. Con gran orgullo descubrí que parte de mi familia por parte de padre habían conocido y habían estado con José Martí. Y cuando tuve que escribir sobre eso, me emocionó mucho. Porque yo soy martiana, me gusta José Martí y creo que por algo es el apóstol de nuestra patria y es un poeta latinoamericano. Que lo usan allá y lo usan aquí. Todo el mundo lo usa a su conveniencia, pero de que era un hombre inteligente, lo era.
Y de verdad, el ir descubriendo sus historias de amor, sus historias de fracasos, sus historias de infidelidades… aparte de que fue una terapia, empecé a caminar por esa cuarta dimensión…
Porque el libro se llama “La Cuarta Pared” y déjame platicarte sobre eso. La cuarta pared es un término de teatro. Esa pared que divide al actor del espectador. Cuando a mí –precisamente una cantante venezolana que se llama Marge–, me dijo: “yo no traspaso la cuarta pared”, un día hablando… yo le digo: ¿qué es la cuarta pared? Yo de verdad, lo ignoraba. Y ella me explica. Y se me quedó aquello en la cabeza.
Cuando empiezo a escribir el libro digo, “para mí, la cuarta pared es una cuarta dimensión… Es esa dimensión que tenemos frente a nuestros ojos, que no queremos ver… y que estamos ahí conviviendo a lo mejor con personas… del siglo pasado, del siglo antepasado, con los seres queridos que ya se nos fueron, pero están ahí”. Y esa es la cuarta pared que yo quise traspasar, esa es la cuarta dimensión a la cual yo viajé para poder crear esta historia.
¡Qué no descubrí cuando regresé a Baracoa! Descubrí cosas maravillosas, y encontré más de lo que esperaba. Cuando termino mi libro –que yo pensé que lo había terminado–, hay una parte del libro donde hago una promesa, en ese último capítulo, de que yo voy a regresar. Ya yo con seis años, porque el libro no es sobre mí, es sobre mi familia. Entonces yo hago una promesa, precisamente a un aborigen, de que iba a regresar. Pasan dos o tres meses, y digo: “Yo debería regresar, porque escribí en el exilio, yo no sé si lo que escribí era cierto”. No sé si yo narré, porque tú te apoyas en internet, te apoyas en cosas… pero yo quiero sentir la vibra, yo quiero sentir la energía.
En mayo de este año, tomo un avión y me voy. Llego a Santiago de Cuba, de ahí tengo que recorrer en carro 4 horas para llegar, porque para ir a Baracoa, tú tienes que ir a Baracoa. No es que “¡Ay! vamos a pasar por Baracoa…” No, tú tienes que ir a Baracoa.
Cuando llego ahí, empiezo a ver aquella vegetación espectacular, la gente súper amable, o sea, el pueblo está casi, casi como lo descubrió Colón hace quinientos cuatro años. Están las estructuras, pero yo te digo es esa parte de la geografía… de las playas vírgenes, de los ríos sin contaminar, esas montañas tan espectaculares que tanto le llamaron la atención al almirante. Empiezo a ver la figura de los nativos, que tenían mucha similitud con lo que era el taíno, rasgos de los españoles, mulatos, negros… pero taínos también.
Ahí descubrí tantas cosas, porque a mí me acompañó un shamán taíno en mi recorrido. Aprendí sobre ellos, que en Cuba ni en la escuela te profundizan sobre la cultura de los indios en Cuba. Es como si no hubieran existido, muy leve… Y yo estuve con ellos, estuve viendo su filosofía, la manera de ellos interpretar la vida… y no te voy a contar más porque ese último capítulo está demasiado impactante.
Buscando en el pasado, es donde uno obtiene la respuesta de lo que es el presente de uno. Porque ellos fueron los que empezaron a escribir el libreto de mi vida. Y el libreto de tu vida, lo empezaron a escribir también tus antepasados. Es un libreto que ya está previamente escrito, y nosotros, por supuesto, una vez que conocemos el libreto, como buenos escritores, lo podemos cambiar. Yo no quiero cometer los errores que cometieron ellos, yo quiero hacer que ellos desde el más allá se sientan orgullosos de mí. Yo quiero cambiar un poco lo que es la estructura y dejarle ese ejemplo a las nuevas generaciones que van naciendo aquí, que no saben nada de cómo empezó todo.
Fotos y videos de Cuba: Cortesía Sara Soto
“La Cuarta Pared” está disponible en amazon.com para descargar. Después de su estreno el 14 de agosto, sigue en los primeros lugares de su categoría y guarda muchos secretos por descubrir. Ya Sara Soto está trabajando en su próxima novela, mientras tanto se ha embarcado en dar a conocer este viaje a través de La Cuarta Pared, al encuentro con sus raíces y sus antepasados.
You must be logged in to post a comment Login