Fabiana Cantilo: Romper el cántaro

En sus comienzos sedujo como una chica pop y luego entró en una vorágine de excesos y experiencias. En el recuerdo se haya la vocalista de Los Twist, en la actualidad Cantilo (a los 56 años) sabe que forma parte de la leyenda del rock argentino y busca enfatizar que no sólo sabe hacer versiones memorables sino que lo suyo pasa por ser una compositora de canciones en toda regla.

Con veintipocos años ya se sentaba al piano a componer; Charly García -el genio del bigote bicolor- fue su maestro y así surgió “Siempre puedes olvidar” –una pequeña maravilla-. Hoy día cuenta con una carrera que rebasa la decena de álbumes y se considera una verdadera sobreviviente; algunos de sus contemporáneos no consiguieron librar las trampas del rock and roll y fallecieron.

Su vida ha dado un vuelco y ahora se rodea de lecturas, filosofía, yoga, meditación y mucho arte; incursiona en cine y televisión, pinta y escribe, y no deja de grabar. No hace mucho ha publicado Súperamor, un disco trabajado junto a músico que es uno de los grandes talentos del continente: Lisandro Aristimuño.

El 13 de noviembre dió su primer concierto como solista en México y también estará apoyando a Fito Páez (su pareja durante 6 años en el pasado). Aprovechamos que su energía es incontenible y nos sentamos en el lobby de un hotel de la Colonia Roma para dejar que su torrente verbal nos inundará –apenas interrumpe para tomar un poco de su té de manzanilla-. Fabiana es una mujer en plenitud que ha vivido mucho y sabe cómo contarlo.

El renacer

A los grupos de apoyo voy hace como 15 años, a rehabilitación; uno tiene sus recaídas y demás, pero si vas constante, tanto va el cántaro al agua que al final se rompe y no de mala manera, se rompe el cántaro del mal. Yo soy una prueba de que se puede en todo, si es que estoy sola y limpia, es una prueba de Dios.

En la grabación del programa de televisión Encuentro en el Estudio estaba yo re medicada; estaba muy dura. No me gusta ver ese programa porque mi mamá pensó que me iba a quedar así después de que me sacaron de estar internada dos semanas. Mi mamá le hablaba a sus amigas y les decía: no habla y no mueve los brazos; dice que yo caminaba como un robot. No está bueno que si la gente está mal medicada actúe raro, si estás bien medicada no se te tiene porque notar. Así que les digo que hay de medicaciones a medicaciones, médicos y médicos. Charly es un genio que sufrió mucho, es una historia triste; pero él está vivo, así que todo es posible.

Voy a grupos de rehabilitación gratuitos, porque las terapias son caras, cuestan mucha plata, esto es gratis. Yo necesito pasar ese mensaje, porque además cantar es parte de mi vida y mi vida cobra sentido cuando logro pasar el mensaje a otros, que es lo que me enseñan acá, a hacer servicio. Parte de ello es decirles a los jóvenes que si quieren salir de donde están, vayan a los grupos y que eso funciona a la hora que a cada uno le conviene que funcione, pero siempre es bueno porque te encuentras a 40 locos igual que vos en el grupo. Vos decís: le hice el amor a una estatua y te responden: vas bien, así se hace compañero; no te juzgan y eso ya es lindo.

Fabiana_Cantilo

¿Es fácil ver a la distancia, a largo plazo, de repente asomarte a un momento en que estabas deprimida? ¿Es fácil ver a la distancia a esa depresión?

Es bárbaro verla a la distancia, mucho mejor que en la corta. Le tengo miedo a la depresión, porque estuve en muchos estadios en esta etapa de recuperación, en el mundo de la música y mi peor droga fueron las relaciones emocionales de todo tipo, a lo largo de mi carrera.

Desde los 7 años que aprendí a tocar, pero desde hace 20 años que lo hago para el público y lo peor que me pasó fue mi relación con los hombres; no tengo nada contra los gay, pero no me gustan las mujeres, me gustan los hombres, y era como una cosa de desesperación y además cantaba, entonces andaba preocupada por la vida con esa cosa del abandono y todas esa cosas que pasan y en los grupos descubrí que les ocurre a todos. Mucha gente ha tenido una infancia tremenda, es bueno saber que no solo uno; cuando uno empieza a compartir lo que tiene, allí cambia todo, a correrse del ego, al escuchar el problema del otro; hablas 5 minutos y después a escuchar lo que tienen que decir los demás y te quedas una hora y media quieto, sentado escuchando a otros, ya con eso te vas diferente.

Recibí una especie de mensaje de los maestros ascendidos; tiene que ver mucho la espiritualidad, donde yo me di cuenta de que si volvía a recaer no iba a tener más protección de su parte, porque me ha pasado de todo en la vida y estoy acá, nunca me violaron, nunca me lastimé al chocar un auto, estoy entera; es como un milagro.

Eso me recuerda un poco a Heidegger que decía algo así como que: el hombre es un ser para la muerte, si no se da cuenta que va a morir no puede ser libre.

Aceptas a la muerte, pero no le tengo miedo; es algo rarísimo, soy una pisciana-escorpiana muy esotérica y desde chica estoy muy conectada. Sé que uno no se puede suicidar porque te echas el universo encima, el karma por ejemplo. Me dice mi maestra budista que los hindúes viven más tranquilos porque saben que existe el karma en carne propia; si alguien les hace algo saben que el karma se va a encargar de compensarlo, en cambio los occidentales nos querernos vengar, eso es pésimo.

El materialismo, el consumismo, las ganas de venganza, son un plomo; cuando te vas a morir no te vas a llevar nada, curiosamente no estoy pensando nunca en la muerte, si bien, me trataba de matar todo el tiempo y estuve a punto de morirme -según mi psicóloga- las dos veces que me internaron. ¿Cómo hizo Charly García? Dijo, si Fabi no se muere, yo tampoco; a mí me internaron y a él no. Él era mucho menos llevable, estaba con mucho más ego; yo venía más dispuesta, pero él no se deja tocar.

Existen pues las situaciones límite y esas son las que se convierten en un punto de inflexión, tú decidiste virar…

Tuve un par de situaciones límite, en una choqué el auto, pero no me maté; me tuvieron que ir a buscar, me estaba haciendo un tatuaje y cada vez que peleaba con mi novio me iba a la playa en mi auto sin dormir. Me quedaba allí hasta que avanzaran; me iba a buscar mi manager y para entonces ya estaba tirada dormida en un hotel, pero nunca me pasaba nada.

Un día me encontré con Víctor Bassino, que es el prior de la Orden templaria, que es una orden del bien, no están con la iglesia pero son los eternos guardianes del santo grial. Justo mi maestra se había ido a la India y no estaba, me quedé sin maestro espiritual y llega él y me dice que tiene un mensaje de los maestros ascendidos para mí, si vuelves a recaer te quitan la protección, eso fue exactamente hace 3 años -el 7 de noviembre-, ahora nunca más, me den lo que me den, porque no es de que voy a morir, es que voy a terminar manca, ciega, esa es la protección; yo necesitaba que me dijeran eso.

Mira te voy a contar algo que no le he dicho a nadie; el día que Gustavo murió, tuve concierto, siempre canto “Zona de promesas” en mi show y con Bárbara Márquez, que es la que hace la tapa de Súperamor, siempre hacemos videos en sincronía con lo que estoy tocando, entre el ritmo y lo que canto; entonces empieza como ese como un árbol y va transformándose en Gustavo, divino. El día que murió finalmente, gracias a dios, porque estaba muy mal, estaba en Mendoza, y me avisaron que había muerto; yo dije que suerte, porque finalmente descarnó, estaba sufriendo, él quería irse, pero no lo dejaban ir a la luz o a donde tenga que ir a su karma. Ese día fui a cantar y era un homenaje a Cerati; estaba en la pantalla, canté toda la canción, me senté, me paré, cuando termina la canción queda Gustavo mirándome… quedamos los dos mirándonos, siempre quedaba mirando a otro lado, y mi maestra me dijo después: -te fue a visitar- y nunca lo dije, nadie supo, pero creo en todas estas cosas que estamos hablando, creo que me salvé porque me tocaron con la varita, es karma.

Es por eso que muchas veces dices que del rock argentino te consideras una sobreviviente, porque muchos músicos de tu época murieron.

Pues murieron Luca Prodan, Miguel Abuelo, Federico Moura de Virus, “El negro” García López… tantos.

Sin embargo, has dicho que tú conservas ese cariño, porque tú empezaste a componer con Charly…

Él me autorizó, me dijo esto es componer; yo no sabía que cantar así cualquier cosa era componer y después se ordenan las partes.

¿Cómo fue ese momento en que hicieron juntos “Siempre puedes olvidar”, que es una belleza? ¿Qué piensas de esa canción?

¡Increíble, que suerte!, fue esa y “A Punto de Caer”. Fui una tarde a lo de Charly, estaba tocando el piano y me acuerdo que agarré el auricular y me salió empezar a cantar encima; no sé si ya lo habíamos hecho antes, esto de que él tocaba y yo cantaba encima, pero esta vez lo estaba grabando, en general él compone los temas como en una especie de inglés, porque es más fácil el inglés por la fonética, y empecé a cantar. Él agarró todo, menos alguna parte, lo editó y transformó lo que yo había cantado en inglés en un castellano y me di cuenta que podía componer. Yo no lo sabía, pero él me lo dijo, porque si él me hubiera dicho -esto es una mierda-, me lo creo. Me dije: no sólo puedo cantar sino también hacer una canción, y me animé con lo poco que sé, que son las melodías. Por supuesto, se tocar, pero cuando Charly García toca el piano y yo canto algo, no sale lo mismo que cuando yo toco la guitarra, igual con Lisandro Arsitumuño, tenemos un tema que se llama “A Punto de Caer”, hecho a partir del método García-Cantilo, es el único que es una zapada –un jam- que permanece tal como se concibió.

¿Qué te hizo tomar la decisión de trabajar con Lisandro Aristimuño, que ahora se convierte en un músico muy seguido, admirado?

Se tratará del próximo algo… no sé que; yo a Lisandro lo sigo hace mucho, me encanta su música, porque si escuchaste “A Punto de Caer” sabes que me gusta su música, pero no cualquiera lo entiende, creen que soy la chica Twist -que está bueno, pero no nada más soy eso-; entonces un día hace 5 años que venía trabajando, desde Información Celeste hasta Ahora, hubo una diferencia de forma de trabajar, entonces Lisandro me había dicho que me producía un tema y le dije: ¿no querés producir todo? Dijo que sí y allí empezamos a poner fechas, porque él es muy ordenado, sabe muy bien lo que quiere, es un escorpión con una personalidad tremenda. Tuvimos enfrentamientos musicales nada más, en “Payaso”, que él no le quería poner los caños y yo sí; por esa boludez nos peleamos, pero somos íntimos amigos. Es un excelente arreglista, instrumentista, tocó todo él, menos algunos invitados –como Ricardo Mollo-. Las cuerdas también son de él. No le quiero halagar mucho para que no se lo crea, pero realmente es un chico muy talentoso y tiene que lidiar con eso, porque el talento no viene solo con florecitas rosas, vienen con los fantasmas. La única salida de la persona talentosa, famosa, es que haga meditación, si no te come el ego; le pasó a mi amigo Charly.

Después de escuchar Superamor, tu álbum más reciente, me quedé con la idea que es como un estado emocional, ¿muy psicológico, no?

Se ha enfatizado la parte autobiográfica; gracias a Spotify y gracias la tecnología -que me encanta, porque prefiero que escuchen mi música a ganar plata-. Puedes concluir en mis discos que era autobiográfico todo. Hablo de los cambios y de cada época; ahora estoy sola, no hay novio.

Alguna vez haré una canción tratando de explicarles a las mujeres que no es necesario un hombre; si bien nunca vamos a dejar de pensar en el Príncipe azul, que todo es lindo y después se pudre todo, a menos que venga tu media naranja y te haga sentir bien, si te hace sentir mal no es amor o elegiste el hombre equivocado porque además de todo lo que nos pasa, vamos a tener que sufrir.

En Superamor por primera vez no hablo de mí tanto al interior, si hablo de mí hacia afuera: siquiero nadar con delfines, por ejemplo, desde ahora a esto son tres años más o menos que pasaron y eso fue lo que maduré.

Juan Carlos Hidalgo (Nació en Tuzolandia mientras la década de los seises se apagaba). De los años sesenta tomó la inconformidad recalcitrante; de los ochenta, una pasión crónica por la música; de los noventa la vena literaria. Durante la década de los dosmil buscó la manera de hacer eclosionar todas sus filias. Es columnista de las revistas Tierra Adentro, Marvin y de Milenio Hidalgo. Ha publicado las novelas Rutas para entrar y salir del Nirvana y La vida sexual de P. J. Harvey. Edita la colección Rock para Leer y es miembro del Consejo editorial de Marvin. También colabora en Newsweek en español, Combo, Tierra Adentro e Indierocks. Es egresado de Comunicación de la Universidad Iberoamericana; diplomado en Cultura y Humanidades por la Universidad del Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz.

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